La Suecia es, al mismo tiempo, el paìs econòmica y politicamente màs importante de la
Escandinavia, y también el màs olvidado de los turistas. Sin embargo, en Suecia, hay
màs naturaleza incontaminada que en todo el resto del norte de Europa.
Mi afirmaciòn puede parecer ariesgada, y talvéz lo es. Pero en tanto, màs de diez años
atràs, cuando ya las luciérnagas eran solo un recuerdo, cuando ya en la mente de todos
resonaba la frase de Pier Paolo Pasolini que en Italia, el señal de que no existiesen màs
las luciérnagas representaba una virginidad perdida, bién, propio en la Suecia màs interna
y desconocida, se me presentò, casi a la noche, de encontrarme con dos enormes luciernagas.
Beh, cuando digo que es el màs olvidado de los turistas, lo entiendo exclusivamente en
relaciòn a Noruega y Dinamarca. En realidad las ciudades suecas, a comenzar de Estocolmo,
son muy visitadas, asì como lo es la regiòn del norte de Suecia, que viene considerada
parte de la «Laponia»
En realidad, si podrìamos talvéz aceptar el término Laponia refiriendose a una
basta àrea que va desde la zona norte de Noruega y de Suecia, hasta el norte de Finlandia
y Rusia, no podremos màs llamar la poblaciòn nativa de aquellas tierras con el
apelativo de Lapones. El verdadero nombre, aquél del cuàl ellos son orgullosos,
es Sami.
Años atràs, hablo del 1997, fuì por primera vez en el norte de la Escandinavia, y vì en un
àrea donde se estaciona transitoriamente una carpa muy sìmil a aquellas de los indios
del Norteamérica, asì como se las ve en tantos film. Razonando y haciendo recurso a mis
recuerdos, comprendì que aquellos eran Sami. Vendìan cuernos de renos (que caen por
via natural todos los años y vuelven a crecer), piel de renos y otros objetos de souvenir.
Apenas volvì a mi casa del viaje, hurgué entre mis libros y encontré todo lo que deseaba
saber sobre la poblaciòn de los Sami.
Màs arriva hice una señalaciòn sobre las luciérnagas. Y bién, estaba recorriendo un
camino con el asfalto rojizo, un angosto camino bien asfaltado, tìpicamente sueco,
rodeado de abedules, verdadero àrbol monumento nacional de Suecia, cuando me detuve
a un costado del camino.
El camino es una larguisima cinta de asfalto que desciende al largo de la peninsula
escandìnava, entre Noruega y Suecia, pero en territorio sueco, y va de nord a sud.
El camino es una fàbula, porque se encuentra un pueblito cada tanto. Cuando me detuve,
no habìa ninguna casa visible, solo abedùles, campos, perfume de oxìgeno y de aire sin
el màs mìnimo inquinamento, y.....dos luciérnagas!
Era del tiempo de mi infancia que no las veìa. Y ellas vagabundeaban, a un metro de
altura, a veces menos, sobre un pequeño campo de hierba inmaculada, cerca de un
frondoso bosque.
¡Hete aquì!, me dije, ésta es la verdadera Suecia, ésta es verdaderamente
Escandinavia!
Naturalmente, después hay tantìsimas ciudades, tantìsimos pueblos, para visitar.
Entre todos yo recuerdo Malmo, Helsingborg, Goteborg, Frandefors, Karlstad, e tantas
otras, siempre màs al norte.
Pero el encanto de aquél rincòn de Suecia con las luciérnagas, un pequeño prado, y el
bosque, me resulta irrepetible.
Traducion de Juanita Trinidad
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